Cada uno muere como muere.
Y nadie elige cómo hacerlo.
Pero sí lo que deja al irse.
Hace unos días nos dejó una de esas pocas personas a las que admiro: Kirsty Bonner.
¿Quién era Kirsty Bonner?
Kirsty no era un personaje famoso, ni salía en los medios. Pero, además de tener más de dos millones de seguidores en LinkedIn, para mí era EL referente mundial en orientación laboral.
Y eso no es poco.
No conozco a ningún otro profesional que haya compartido tanto contenido de valor como ella. Posts, plantillas, CVs, cartas de presentación, webinarios, … y todo de una calidad suprema. Daba igual cuál fuera tu industria o tu nivel formativo, los posts de Kirsty eran siempre prácticos y de una utilidad excepcional.
Y ahora nos vamos a quedar sin esos posts. Esos artículos que combinaban un conocimiento pleno de la realidad del empleo, seriedad, un deseo profundo de ayudar a los demás y una capacidad extraordinaria para llevar el arte del copywriting a otro nivel.
Una personalidad arrolladora al servicio de los demás
Kirsty era un ejemplo vivo de transformación profesional y superación. Había peleado durante años con su trastorno por estrés postraumático (PTSD), dejando su vida anterior en el mundo de las finanzas hasta convertirse en algo que amaba, algo en lo que podía ofrecer ayuda a gente que la necesitaba.
Y ahí residía su secreto: su identidad profesional y su marca personal eran tan marcadas que era imposible no dejarse enamorar por su fuerza, el contenido de valor que ofrecía y la confianza que transmitía. Kirsty era auténtica.
Nadie elige cómo morir. Pero sí lo que deja al irse.
Un ejemplo de profesionalidad, entrega, autenticidad y lucha
Se nos va una señora. Un ejemplo de profesionalidad, entrega, autenticidad y lucha.
Vamos a echar de menos tus posts, Kirsty.
Vamos a echar de menos tu estilo sucinto, al grano, tu velocidad endiablada, la asertividad humorosa de tus respuestas y tu personalidad huracanada.
En el día a día solemos pensar en el presente y el futuro de un mundo del que formamos parte. Pero nos olvidamos de que algún día ya no formaremos parte de él. Se nos olvida que somos muy poquilla cosa en realidad.
Quizá nos recuerden por un tiempo, y quizá no tanto. Pero siempre habremos dejado algún un impacto en familia, amigos, compañeros, clientes … por pequeño que sea. Y de ese impacto sí somos responsables. Eso que dejamos cuando ya no estamos depende de cada uno de nosotros.
… ¿Qué es lo que vas a dejar tú cuando ya no estés?…
Nadie elige cómo morir. Pero sí lo que deja al irse.
Simplemente gracias, Kirsty.
Descansa en paz.
#KB #jobseekers