¿Cuántas veces has ido a un congreso tú solo? Es más, ¿has ido alguna vez a uno sin tener que presentar nada, solo con el ánimo de aprender y conocer gente?
Pues eso es exactamente lo que hice hace unos meses cuando fui al Farmaforum 2018. Este evento es un foro de encuentro de profesionales de la Industria Farmacéutica, Biofarmacéutica, Cosmética y Tecnología de laboratorio. Y yo iba con una idea clara: aprender y conocer profesionales del sector.
Además, siempre es bueno predicar con el ejemplo, y quería poner en práctica todos los consejos que doy en mis propios talleres sobre networking para científicos. Además, el gran trabajo que están realizando profesionales como Eduardo Sanz, Marcos Muiños o Álvaro Bort con este tipo de iniciativas, está permitiendo reunir bajo un mismo paraguas a grandes empresas, pymes, emprendedores y hasta estudiantes, algo que no es tan corriente en este tipo de eventos.
Lo primero que llama la atención de este tipo de meetings, a diferencia de lo que ocurre en los congresos académicos, es la inmensa cantidad de tipologías profesionales que te encuentras.
Acostumbrado a ver predocs, postdocs o investigadores senior, es realmente excitante cruzarte por los pasillos y conversar con docenas de personas con cargos y ocupaciones de lo más variopintos. De hecho, eso te hace comprender el verdadero alcance social y laboral que tiene la ciencia en el mundo real.
Algo que llama mucho la atención es cómo se abren ante tus ojos nuevos mundos dentro de otros mundos, simplemente explorando. Me ocurrió con las compañías desarrolladoras de procesos y productos a terceros, o contract manufacturing organizations (CMO). Este tipo de empresas ayudan a las compañías farmacéuticas a tratar asuntos fundamentales que no tienen que ver con la investigación o la comercialización de medicamentos. Me refiero a cosas como el desarrollo de formulaciones farmacéuticas, estudios de estabilidad, ensayos clínicos, etc. Como ves, son varios mundos dentro de un mundo mucho mayor.
Un ejemplo de mundo-dentro-de-un-mundo-mayor es todo lo que rodea a las buenas prácticas de fabricación (BPF), o good manufacturing practice (GMP), o sea, todos los procedimientos que se aplican a la fabricación de alimentos, medicamentos, cosméticos y productos médicos. Las normas GMP tratan de productos de venta al público o para ensayos clínicos, o sea, del mundo real. ¿Y sabes qué es lo mejor de todo? Que también existen las buenas prácticas de distribución (GDP), las buenas prácticas de calidad (GLP),… Y todos esos mundos necesitan profesionales altamente cualificados.
En el congreso había cientos de cosas que hacer. Pero yo me centré en dos: aprender y conocer profesionales que me mostraran el mundo de la empleabilidad del sector desde dentro. De hecho, de todos los paneles del congreso, el que más me gustó fue el de “Gestión de personas en entornos industriales farma”, donde participaron directores de recursos humanos y relaciones laborales de grandes compañías farmacéuticas. En este panel descubrí, por ejemplo, que hasta el 95% de las personas que entran a formar parte de algunas de las mayores compañías farmacéuticas a nivel mundial, entran sin experiencia previa. Es aquí cuando entra en juego la importancia de la formación y el desarrollo de los trabajadores dentro de una empresa.
¿Es responsabilidad de la empresa formar de manera integral a sus profesionales? ¿Es responsabilidad individual de cada trabajador? ¿De ambos?
hasta el 95% de las vacantes se cubren por promoción interna
Lo que está claro es algo: la única manera de mantener un 95% de nuevas incorporaciones sin experiencia previa, es conseguir formar a todas esas personas y ofrecerles un buen sistema de desarrollo de carrera y promoción interna. Para la empresa no solo se trata de captar talento, sino también de retener talento.
Y claro, esto nos lleva a otro dato menos esperanzador para las personas que quieren realizar una transformación profesional: hasta el 95% de las vacantes se cubren por promoción interna. Esta es una realidad habitual en las grandes compañías, que suelen valorar el hecho de que sus trabajadores quieran desarrollarse profesionalmente dentro de la empresa, sin dejar de dar rienda suelta a su curiosidad para aprender, formarse y explorar de manera continua. O sea, si estás empezando tu carrera profesional y quieres trabajar en una empresa farmacéutica de gran tamaño, es mejor que no hayas saltado de flor en flor (¡no seas un job hopper!).
De todos modos, no todas las empresas funcionan igual, y la realidad de las pymes y las startups son realidades muy diferentes que requieren de personal con características muy diferentes a las que una gran empresa necesita.
Aunque fui solo a este congreso y me tomé muy en serio mi labor de networking, tuve la suerte de encontrarme y compartir unas cervezas y un bocata de calamares con antiguos amigos. A algunos, como Rafa Terán, los conocí en el ámbito de la biotecnología. Rafa, que es Business Development Manager en Vivotecnia Research, es de esas personas que además de ser un grandísimo profesional, valora la importancia que tiene el networking y el asociacionismo. No en vano, yo lo conocí porque estaba involucrado en actividades de la Asociación de Biotecnólogos de Madrid (AsBioMad). A otros, como Luis Matías, tuve el placer de conocerlos hace tiempo y entrevistarlos en mi programa de la radio. Luis es investigador en Sequentia Biotech, y es una persona verdaderamente excepcional. Un gran invetigador y comunicador, explorador nato, una persona valiente. Como dicen los chicos de Big Van, un topalantista. Luis es de esas personas que no entienden de miedos. Es de esas personas que entienden de amigos, de humildad y de retos.
Me fui de aquel congreso con nuevos contactos, nuevos amigos, y con el convencimiento de que la ciencia, además de ser preciosa, es mucho más grande de lo que yo pensaba.