Soy científico, y nunca dejaré de serlo.
Y fíjate que no digo “soy una persona que hace ciencia”, ni “un profesional de la ciencia”, ni “un apasionado de la ciencia”.
“Amo la Ciencia. Creo en la Ciencia”… Muchos años he llevado conmigo ese mantra, a modo de mochila de las del Camino de Santiago. He trabajado en ciencia y he amado la ciencia y el método científico. Y me he sentido parte de una comunidad científica. Y eso es bonito, pero también es un problema.
Porque las cosas cambian, la vida cambia y lo que te rodea cambia. Y cuanto más asentado estás, menos exploras y más te confías, ¡más grande es el trompazo que te puedes pegar!
Bueno, pues eso es lo que les pasa a tantos investigadores y científicos que aman la ciencia, pero que, por circunstancias, ven cómo la ciencia deja de tener un hueco para ellos a nivel profesional.
¿Has tenido alguna vez la sensación de que le estás dando tú más a la ciencia que lo que la ciencia te está dando a ti?
Mientras el mundo científico en el sector privado va a su ritmo utilizando sus propias reglas, seguimos aceptando un sistema de promoción científica académica a todas luces injusto, obsoleto e involuntariamente malicioso
Evaluando lo bueno que eres
Mientras el mundo científico en el sector privado va a su ritmo utilizando sus propias reglas, seguimos aceptando un sistema de promoción científica académica a todas luces injusto, obsoleto e involuntariamente malicioso. Se basa en estándares muy loables, como la revisión de pares y la cuantificación objetiva del valor de los artículos científicos. Pero hace años que esta forma de evaluar ha perdido credibilidad. De hecho, el sistema de peer review ha colapsado, … y de momento no hay vistas de que vaya a cambiar mucho.
Nuestros sistemas de control y evaluación, como los que realiza la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), hacen lo que pueden con las herramientas y directrices que todos hemos aceptado, pero siguen recibiendo innumerables críticas por parte de los propios investigadores.
Probablemente le has dedicado años a seguir ese manual intangible de cómo promocionar en la carrera científica, para ver con el tiempo que o no era verdad, o no lo habías entendido, o no te lo habían explicado bien. O simplemente es que te han ido cambiando las reglas conforme conseguías los objetivos especificados en ese manual.
¿Soy yo? ¿Qué es lo que está fallando?
Hace años descubrí para mi sorpresa que la Ciencia no me debía nada
Tú no le debes nada a la Ciencia, y ella a tí tampoco
Hace años descubrí para mi sorpresa que la Ciencia no me debía nada.
Había estado años inmerso en esa cómoda identidad de hormiga que trabaja para el bien común, y me sentía parte de una comunidad a la que todos llamamos Ciencia. Es más, muchos compañeros científicos insistían en que yo era una pieza importante en el hormiguero. Me valoraban como hormiga.
Pero llegó un momento en el que me di cuenta de que yo tenía más ganas de seguir formando parte de esa Ciencia a nivel profesional que ella de contar conmigo y apoyarme en mi carrera.
Y ese momento consistió en un proceso lento de autoconocimiento y desarrollo de comptencias que duró años y culminó en un instante. Acababa de descubrir mi vocación real: le dedicaría el resto de mi vida profesional a los científicos, y no a la Ciencia. ¡Son las hormigas las que me importan, no el hormiguero!
Científicos trabajando para otros científicos
Hace unos días tuve la suerte de impartir unos talleres sobre networking en el Fetal Medicine Research Center del Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona. Charlar con doce médicos, investigadores predoctorales, de doce países diferentes te hace ver qué cosas funcionan igual en el mundo entero y qué es específico de cada país. No solo se trata de hacer experimentos, analizar datos, publicar, completar el CV y esperar a la próxima convocatoria pública de empleo. ¿Sabes qué necesidad tenían todos en común para progresar en su carrera, independientemente de su país de origen o meta profesional?
Efectivamente. Los contactos.
Y sin embargo, ninguno había recibido formación sobre cómo mejorar sus habilidades de networking.
En nuestra sociedad, hacer networking o tener contactos se ve a veces como algo poco ensalzable. Siendo como somos hormigas nuestro valor debería fundamentarse en nuestro trabajo y nuestras competencias, no en la gente a la que conocemos. ¿A que estás de acuerdo?
Bien, pues ahora voy yo y te pregunto: hasta ahora, ¿has trabajado para la ciencia o para otros científicos?
Para alcanzar tu objetivo profesional necesitas conocer las reglas de juego
Networking y desarrollo de carrera
La realidad es que los institutos de investigación y los departmentos están llenos de científicos, no de ciencias.
Todos conocemos profesionales que diseñaron su carrera no para trabajar en Ciencia (donde fuera, ¡a saber!), sino para hacerlo en un laboratorio concreto, un departamento concreto o en una universidad concreta con unos científicos concretos. Esos científicos entendieron desde el principio cuál era su propuesta de valor y la importancia de las relaciones. No es solo lo que vales para la agencia de evaluación de turno, sino también cuánto de adecuado eres para un trabajo concreto en un sitio concreto. Y eso sí que es exactamente igual dentro y fuera del mundo académico.
Para alcanzar tu objetivo profesional necesitas conocer las reglas de juego. Ya no vale publicar como un loco o incluso tener tu propio laboratorio ya en marcha o haber obtenido becas o las ayudas para financiar tu investigación más competitivas. Hay que leerse las reglas. Y necesitas a personas que te sepan traducir esas reglas si están en un idioma que tú no dominas.
¿Tienes tú esas personas que te ayuden a traducir? ¿Tienes contactos a los que acudir para tomar un café y entender cuáles son las reglas? ¿Tienes mentores? ¿Los has buscado?
Hacer networking implica dar sin pedir nada a cambio
Ayuda y busca ayuda
Hacer networking implica dar sin pedir nada a cambio. Cuanta más gentes ayudes, más personas estarán dispuestas a echarte una mano cuando llegue el momento.
Recuerda que sin pedir ayuda (en forma de conversación, café, curso, master, llamada de teléfono o lo que sea) es difícil progresar profesionalmente. Y esas personas con las que hablas pueden además ayudarte a descubrir cuál es tu propuesta de valor y a entender cuáles podrían ser los siguientes pasos a seguir en tu carrera.
¡Pero ojo, no es buena idea depender del criterio de un único jefe, compañero o mentor! Solo tú tienes la responsabilidad de tener una buena red de contactos, seguir formándote y decidir la dirección que va a tomar tu vida profesional. La responsabilidad de pensar en tu carrera es solo tuya.
La vida da muchas vueltas,y nunca sabes a qué puerta vas a tener que llamar en un futuro para buscar un traductor.
Así que no pongas los huevos en una única cesta.
Ten muchas cestas por si acaso.
Y muchos huevos, también por si acaso.
P.D.- Aprovecho para dar las gracias a los profesionales del Hospital Materno-infantil de Sant Joan de Déu por su sincera vocación de ayuda a los demás.
(y tú que estás terminando de leer este post, si estás pasando por momentos de agobio profesional y lo ves todo negro, te invito a que te acerques un día por allí, mires y escuches. Se le quitan a uno muchas tonterías estando allí… )