Investigadores fracasados
Cuando vivía en Palo Alto tenía a veces que cruzar el campus para coger el autobús de vuelta a casa. Y a mitad del camino, pasaba por las casas de los estudiantes y los postdocs que vivían con sus familias. Recuerdo que en la parte central había un jardín precioso, donde se solían reunir los niños para jugar. Lo recuerdo muy bien porque me encantaba oír lo que decían.